La carta
Ella se fue de erasmus. Prometí escribirle: ¿Mé escribirás? Lo prometo. Y me prometí escribirle la carta más bonita del mundo. Así, cada mañana, en su ausencia y durante las clases, comenzaba a redactar con caligrafía de amanuense.
Hace apenas un par de semanas encontré -en una carpeta llena de apuntes fotocopiados- diez borradores originales de aquella carta (calculo que hubo más de un centenar). Suficientes para hacerse una idea del contenido del resto de folios, que acabaron como pelotas encestables o papel para dibujar. Transcribo:
Pamplona, 5-10-1998
Hola, esther:
Pamplona, 6-10-1998
¡Hola, Esther!:
Pamplona, 7-10-1998
Esther:
Pamplona, 10-10-1998
Hola, Esther: ¿Qué tal?
LOS SIGUIENTES BORRADORES CORRESPONDEN A NOVIEMBRE:
Pamplona, 2-11-1998
Hola, Esther: Aquí hace frío, aquí en Plampona
Pamplona, 14-11-1998
¡¡ Hola, H
Y LOS ÚLTIMOS A DICIEMBRE:
Pamplona, 1-12-1998
Quer
Pamplona, 1- 12-1998
Esther, maja:
Pamplona, 10-12-1998
Miequerida Ester:
Pamplona, 20- 12-1998
Hola, Esther: No imaginas cuántas cosas tengo que contarte, Esther.
La longitud de la carta perfecta nunca llegó a sumar más de diez palabras. Ella volvió: Javi, no me has escrito una sola línea. En cierto modo tenía razón. Y ese modo era el único que podía entenderse. Perdona, se me pasó -mentí- el tiempo, sabes.
Y cuando me dió la espalda para saludar a otro, recordé que sólo un año antes, a finales de primero, ella recibió un sobre de oficina sin remite. Contenía pétalos de rosa y una breve carta mecanografiada, firmada bajo un seudónimo: Lord Byron.
No te lo vas a creer, Javi. Estoy emocionadísima. Ayer me llegó una carta anónima, me contó entonces. Y añadió: Te puedo jurar que es preciosa, lo más bonito que me han escrito en la vida.
11 Comments:
Las cartas que nunca escribimos, que empezamos, que no acabamos... ay. Gracias por este trocito de mi adolescencia. Creo que te voy a enlazar...
Una amiga mía se fue a estudiar a pamplona. Yo también empecé a escribirle muchas cartas, pero terminé solo alguna (un par o asi) pero para que viera que no me había olvidado de ella de vez en cuando en un sobre le mandaba todos esos principios de cartas y una notita que decía: "para que veas"... nunca me dijo nada, pero seguro que le hacía ilusión.
a mí me da que de tanto intentarlo te saltaste la carta perfecta. En noviembre casi das con ella, ese ¡¡Hola H prometía mucho.
Quedan hombres. Queda esperanza.
El fin de semana, limpié una caja en la que guardo recuerdos de mi niñez y adolescencia. Encontré las cartas de un enamorado de la adolescencia. Las leí, recordé, reí, y las volví a guardar. Él escribía, y yo leía. Ahora él trabaja en algo relacionado con los números.
Esos borradores, intentos de cartas, me recuerdan a los míos. Me alegra saber que no soy la única a la que le pasaba, pasa, no poder escribir me de un renglón.
Tenías que haberle dicho que habías escrito ¡¡infinitas medias líneas!!
Escribir es algo muy especial, significa demasiadas cosas: que se han acordado de ti, que te quieren, que te echan de menos... J., escribe, aunque sean líneas huérfanas de todo.
Si no se mandó fue por algo, yo digo.
a mi nunca me ha llegado una carta anónima... en africa me dieron una en mano... ¡¡ya lo contaré!! gracias por recordármelo! que risa!
Ojalá algún día fuera esa Esther... qué bonito.
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