El Canodromo

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Saturday, October 28, 2006

Botitas rosas


Apenas tengo tiempo para mirar el correo, siempre lo hago con el corazón en la lengua, antes o después de alguna clase. Ahora escribo desde un Locutorio de Barakaldo que es, dicen, algo así como la quinta provincia gallega.
La mujer que dirige el local es una hindú de edad indeterminada y ojos bellísimos, tal vez los más bellos que jamás haya visto -si me olvido por un momento de los de X que, aunque no sean míos, no los cambiaría por nada del mundo-.
El eco de una joven ecuatoriana me viene de costado, sale de la cabina como una brisa templada y dice "chao". Desde que he llegado, una niña de rasgos andinos zapatea el suelo con sus botitas rosas, lleva un jersey azul celeste con "guau-guau" escrito en la espalda.
Ahora escucho las mentiras de un hombre casado que jura que tiene problemas, "quedé con pena de oírte así, yo te digo". Busco los ojos de la mujer hindú y ella busca los míos, mantenemos la mirada así, un segundo, y sigo tecleando. Está con su marido.

Hace un tiempo agradable, la puerta está abierta, como una pantalla que da a la calle:

“Hay gente extraña ahí fuera”, pienso.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

La segunda vez que hablas de la mujer indú has puesto indiú en lugar de indú. Por lo demás, muy divertido. Me gustó la historieta. Me gusta la descripición de ese microcosmos tan singular. Yo también he tenido esa sensación: cuando formas parte de algo, todo lo de fuera resulta extraño, ajeno, frío.

12:40 PM  
Anonymous Anonymous said...

Pues lo siento, pero ni es indú, ni indiú, sino hindú.

4:59 PM  

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