Fria
Nos encontramos en el fondo del bar, junto a la cola de los lavabos. Ella tomaba una copa de vino.
Le dije, te acompaño a casa, si quieres. Hizo un gesto con los hombros.
Llegamos a la plaza.
Bajo la luz de las farolas le pedí perdón mil veces, perdóname, anda. Perdóname.
Y: tenemos que hablar.
Ella: no hay nada más. Nada más.
Tenemos que hablar. Pero ella, no. Por eso me quité la trenca y la dejé colgada en la cabina de teléfono. Era una noche fría de diciembre. Fría.
¿Te has vuelto loco? ¡Vas a congelarte! Ponte eso ahora. Estás loco
Puede que sí.
¿De... qué vas?
Me voy. Me voy. Hablaremos.
Me fui.
No cogió la trenca.
7 Comments:
Pero tu?...pero el chaleco de pintor no te lo quitaste, verdad?
No, no. Ahora me ato las prendas con sogas cuando salgo de bares.
Siempre fuiste un melodramático. La próxima vez quítate el calcetín sucio y méteselo en la camiseta. Seguro que eso si lo coge.
Ya sabes que tu cerebro a la hora de dar consejos esta por encima del bien y del mal.
Qué desesperante, inquietante, cruel y doloroso es el agujero que uno siente dentro cuando siente el desamor.
me fui
cogió la trenka.
corrió tras de mi con ella en la mano
todo puede ser diferente en un instante y puede ser tan insoportable añorar lo que no sucedió......
la violinista
y dale...pensé que esto había terminado. Pero veo que todos tenemos nuestras fijaciones. No pasa nada.
¿Fijaciones? Era mi trenca.
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