Funambul
Señalaron el alambre que se perdía en la inmensidad del cielo, unos metros más adelante y, luego, me entregaron la pértiga: toma.
Sólo me dieron una instrucción: anda.
Me eché a andar y, sin darme cuenta, dejé de oir sus voces. No volví la vista atrás.
Hoy sigo con la pértiga en las manos, dando pasos muy pequeños, todavía torpes, inseguros.
No sé qué ocurrirá más adelante, en qué momento resbalaré, o perderé el equilibrio.
Mientras tanto sigo adelante.
Escribiendo el relato.
Esperando un final significativo.
4 Comments:
Con amigos como los tuyos, esos que te dan pértigas, más vale comprarse un hamster, o un gran pez.
¿El alambre de la vida?
A mantener el equilibrio :)
Diantres... ¡qué bonito! y qué cierto...
ké potita esta metáfora de la vida!,me ha hecho reflexionar cómo voy dando los pasos,lentos y seguros o arriesgando,y alguna vez he jugado con fuego y me he llevado un buen golpe.pero nadie me quita saber lo que es el peligro!
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