Una buena bala o una mala botella
Yo no sólo soy filósofo, señor, soy fatalista. Alguna vez en cualquier parte, habrá una buena bala o una mala botella esperando a Josiah Boone. ¿Qué importa cuándo o dónde?
(Doc Boone, en The Stagecoach)
Qué cine raro es la memoria, retazos o flashes de vida en Super 8, o Slow Motion, que van modificándose o completamos y montamos (como haría, por ejemplo, Jean-Luc Godard) a lo largo del tiempo: colores quemados, o desvaídos, saltos de imagen, flashbacks, personajes de rostros borrosos o incompletos o sobredimensionados, la misteriosa ausencia de sonido, repentinos fundidos a negro.
Quedan algunas secuencias de aquella primera tarde en Barakaldo, hace cuatro años:
1- Ella saliendo del Metro, acercándose (plano general corto).
2- Ella caminando a mi lado (plano medio)
3- Ella sentada frente a mi (primer plano)
Quedan ideas atadas a fragmentos sordos de conversación que soy incapaz de escuchar o reproducir, ya en la cuerda floja, las palabras dichas en código morse y el vértigo alegre tras la certeza que se coló como una masa de aire helado en la garganta: voy estar con ella siempre.