El Canodromo

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Friday, January 30, 2009

I am a man



Tengo que hacer una ilustración sobre la huelga general en Francia. Inmediatamente, me viene a la cabeza una pintura cuyo autor y título desconozco. Las agrupaciones obreras la usaban hace años para pegatinas y carteles, apelando a la nostalgia. Le pregunto a Iñigo:

¿Tú sabes de quién era el cuadro aquel de huelguistas de aspecto campesino? ... muy de Aitor...
  
Es suficiente. Y, aunque tampoco sabe el título ni el autor, la encuentra: dos hombres -seguro que tienen nombre y apellidos- encabezan resueltos una marcha y una mujer con su hijo en brazos se dirige a ellos corriendo, implorante. Imagino que la historia acabó en tragedia.

Sin embargo, la imagen es pequeña y sigo buscando en Google. Escribo demostration. Encuentro imágenes sobrecogedoras de la huelga de basureros negros de Menphis, de 1968. Habían organizado una manifestación el 4 de abril que iba a liderar Marin Luther King. El pastor fue asesinado en el balcón del hotel cuando se preparaba a salir. Las fotografías son conmovedoras. Hombres con carteles para recordar que son hombres, I am a man. No puedo evitar acordarme de John Merrick, protagonista de El hombre elefante, cuando grita a la multitud que quiere acabar con él: No soy un animal... soy un ser humano... soy un hombre. Han pasado cuarenta años.

Comienzos del siglo XXI. Atravesamos momentos duros. No dejo de ilustrar noticias desastrosas. Cada día me cuesta más soportar los telediarios. Resulta que apostamos fuerte por el dinero: no da la felicidad, pero ayuda. Qué sandez. Todo lo que teníamos era dinero. Y nuestra posición en el mundo, llegar a ser alguien, se medía económicamente. No éramos mas que eso, funámbulos dando traspiés sobre una línea de crédito. Habíamos comprado la vida que llevábamos. Siempre queríamos más. Así confundimos el ser con el aparentar. Hoy, aquel director del banco que preguntaba por tu mujer te da la espalda. El bienestar era como el mercurio en un termómetro a punto de reventar. Tan contentos con nuestras posesiones; los otros, simple decorado, figurantes, si acaso -los más allegados- personajes secundarios. Un artificio, el dinero, una fuerza ingobernable.

Vemos el drama: perder lo que pagamos (y lo que queda por pagar). Tenemos miedo.

Tirar del carro, arrimar el hombro, consumir. Palabras.

Inyecciones del gobierno, planes de ayuda, confianza (en qué). Parches.

Quizá es hora de recordar, de ser conscientes de que somos hombres entre otros hombres y, cada uno, irrepetible en toda su dignidad, I am a man: mismidades. Sólo así podrá empezar una nueva historia, entre lineas una palabra: caridad.

Wednesday, January 28, 2009

Me mira raro (de gratis)



Ya está a la venta, gratis en Internet, el nuevo blog Me mira raro, la resurrección de Mezampolazambomba para los tiempos de crisis. Porque, aún jodidos, hay que estar contentos. Un buffet de risas en el que puedes leer todo lo que quieras sin pagar un céntimo.

El exito



Más enojos que satisfacciones me brindaba a mi el colegio ya desde muy pequeño. Porque la cosa se torció bien pronto, cuando la señorita Ana nos explicó la resta y yo rumiaba ya otros asuntos. Esa rayita misteriosa quitaba. Yo no quería quitar nada a nadie, ni siquiera a los números, y prefería ensimismarme en los recortes de D'Artacán y los tres mosqueperros que había colocados sobre la pizarra. Uno para todos y todos para uno. Eso no era restar. Miraba a los chuchos, que a quién se le ocurre ponerlos allí, e imaginaba aventuras que nada tenían que ver con sustracciones. El entuerto de mi vida estudiantil comenzó en parvulario.

Pero no fue todo un precipitarse, también hubo momentos de éxito en los que planeaba sobre el resto de los compañeros y compensaban el horror de una incompetencia cotidiana.

Shhhhhh, que le toca a Muñoz, Shhhhhh, Shhhhhhhh. Y desde la tarima, con la redacción en la mano, oteaba el horizonte de caras atentas. Comenzaba a leer. Los mantenía en vilo con mis historias. A veces, les hacía estallar en carcajadas, otras, casi llorar. Al acabar, aplausos.

Llegó el momento en que tanta expectación me abrumó. Todo aquello se había vuelto absurdo y aburrido. Escribí la redacción. Salí a la pizarra. Pidieron silencio. Empecé a leer. Los rostros atentos quedaron petrificados, primero, y estupefactos, después. Acabé y dejé la cuartilla sobre la mesa de la profesora y volví a mi pupitre. No hubo risas, no hubo lágrimas. Tampoco aplausos. Ya no volvió a repetirse el fenómeno del rumor alucinado previo a la lectura cubierto de inmediato por una bruma silenciosa. Empecé a ser escritor.

Tuesday, January 27, 2009

Me mira raro (Me zampo la zambomba II)




Al cumplirse un año de la última actualización de mezampolazambomba, sus autores han decidido volver a escribir. Lo dejaron porque se les había terminado el papel y la tinta, pero hoy alguien les dijo que para escribir un blog no se necesita papel ni tinta. Vuelven con la crisis en su mayor apogeo para no pasar hambre. Al menos ahora podrán comer todos los días sopa de letras.

Humor gratis para bolsillos flaquitos.

El nuevo blog con la correspondencia de Rontxi y Tronch se llama Me mira raro.

Yo que tú, me reiría.

(En imagen, Rontxi y Tronch, vistos por Tronch)

Vila-Matas enredado



En mi caso, no entender nada no es un problema. No sólo paso a limpio mentalmente las crónicas o libros que no entiendo sino que, además, la incomprensión la he convertido en mi poética literaria. Aunque no he entendido nunca nada de este mundo (y en cambio, no sé por qué, entiendo perfectamente lo que estoy ahora escribiendo), aunque no he entendido nunca por qué vivo ni tampoco por qué un día estaré muerto, aunque no he entendido nunca nada, yo he seguido siempre adelante buscando y encontrando siempre en la literatura, y paradójicamente en el absurdo mismo, el sentido del mundo. La verdad es que no entender nada me ha resultado siempre, como lector, extraordinariamente creativo, estimulante, alegre, y más bien alejado de todo drama. Entenderlo todo puede ser el fin de la aventura, mientras que no entender nada es la puerta que se abre

Vila-Matas enredado. Pena perdérselo.

Vila-Matas visto por Loredano

Hombre lento



Leo (deslumbrado) un tercer libro de J.M. Coetzee, Hombre lento. Al igual que en los dos anteriores (Diario de un mal año y Juventud), su protagonista logra exasperarme. Es cierto: ninguno de los tres es admirable. Tampoco digno de compasión. Comparten adjetivos: son mezquinos, laxos, obsesivos, untuosos; complejos, egoístas, hipócritas e inteligentes (mucho).

- ¿Por qué me llamas tortuga?

- Porque se pasa usted una eternidad husmeando el aire antes de asomar la cabeza. Porque cada bendito paso le cuesta un gran esfuerzo.*



He conocido una palabra nueva: Lábil.

lábil
1. adj. Que resbala o se desliza fácilmente:

trineo lábil.
2. Frágil, caduco, débil:

cabello lábil.
3. Poco estable, poco firme en sus resoluciones:

jefe lábil.


Enfrentarse a los personajes de Coetzee. Podríamos ser uno de ellos.


* De Hombre lento.

Monday, January 26, 2009

Bea quiere saber



A Bea la veo un par de veces al año. A Gonzalo poco más, aunque hablamos con frecuencia. Viven en Madrid. Cuando nos despedimos, ráfagas fuertes de lluvia y viento sacuden las ramas de los árboles de la cuesta de Labrit, prometo visitarles; no me creen, no tienes palabra, sentencia Bea. Gonzalo, en cambio, inclina la cabeza con sorna, como paladeando una de mis muletillas para sofocar los silencios incómodos: voy a dejar de fumar.
La primera vez que les vi, fue juntos -cuando se presentaron a delegados en primero de carrera, con una cita de Isabel Allende y un discurso anárquico. Gonzalo llevaba una trenza y un gorro hindú- pero los conocí por separado. Han pasado doce años desde entonces.

El viernes quedamos para cenar. A Bea le exaspera lidiar con dos mamarrachos incapaces de decidirse ni siquiera por un sitio donde sentarse en su propia ciudad. Nunca reservamos, así que nos arrastramos de bar en restaurante como la Sagrada Familia. Al final, Bea toma la iniciativa muy a su pesar, hace ocho años que dejé Pamplona, tíos.

No conozco a nadie parecido a Bea, última superviviente de una raza excepcional de periodistas. La dulzura en la comisura de los labios, el candor de los ojos; la voz. Quiere saber.
Cuando salimos del restaurante, nos asomamos al ayuntamiento y Bea dice que oye flamenco. Gonzalo y yo le respondemos que tal vez esté cansada. En realidad pensamos que ha enloquecido de repente. Pero ella sigue su instinto y cruzamos detrás de ella la plaza de Los Burgos y, en frente del mercado viejo, un grupo de universitarios andaluces se va por bulerías. Qué bien canta, escucha. Asentimos cabizbajos.

Subimos la calle Curia hacia la catedral, la plaza de San José y Caballo Blanco. Seguimos caminando hacia el Archivo Real de Navarra. A Gonzalo le gusta, a Bea le parece una cagonada y no le presta mayor atención y sí, en cambio, a la inhóspita Iglesia de San Fermín de Aldapa. Bea mira, se acerca, se detiene ante el cartel. Lee. Cuando ha digerido la información nos la cuenta como si fuese una historia. Ahora sabemos también nosotros.

Después de un rodeo, llegamos a Navarrería y, tras otro momento de indecisión, entramos en el antiguo Alemán a tomar una cerveza. Bea no puede evitar echar un vistazo al ejemplar de Diario de Navarra. Analiza algunos titulares. No deja títere con cabeza y luego nos explica cuales y por qué son los mejores periódicos del mundo.

Recorremos Dormitalería, en dirección a Labrit. Bea me hace preguntas sin tapujos. No se le puede mentir. No se le puede responder cualquier cosa. Si lo intentas, además de verte reflejado en sus ojos, se enfadará.

Siguen las preguntas en la puerta del Cavas. Me siento bien con Gonzalo y Bea. Me conocen y, a pesar de eso, me quieren. Y yo a ellos, claro. Cuando nos despedimos, ráfagas fuertes de lluvia y viento sacuden las ramas de los árboles de la cuesta de Labrit, prometo visitarles; no me creen, no tienes palabra, sentencia Bea. Gonzalo, en cambio, inclina la cabeza con sorna, como paladeando una de mis muletillas para sofocar los silencios incómodos: voy a dejar de fumar.

(La fotografía es de Gonzalo)

Sunday, January 25, 2009

Los que escriben (3)



El maestro, por Josean. Saber de Peter.

Saturday, January 24, 2009

Cuando



- Mira. Mira. Escucha. Ésta. Mira. Esta canción, sabes. Me recuerda a ti cuando te quería. Sí...

- ¿Cuándo?

- Mañana.

Friday, January 23, 2009

A lo alto de lo más alto




Agárrate, estilita*, que de ésta puede que te recojan con espátula. Me repito esto con frecuencia, pues ahí fuera, el mundo, pinta feo. Y lo sé bien porque mi trabajo consiste en ilustrar esas realidades que los periódicos vomitan a diario. Así que, en apenas un año, me he convertido en observador penitente de las cocinillas de políticos y otras especies. Sobrevivo con humor, sabiendo que, como todos o casi todos, formo parte de las partes pudendas (que no pudientes), tan susceptibles a los puntapiés. Sobrevivo soltando lastres -fuera ataduras materiales. Menos peso, que espetaba mi peluquero al concluir la faena- y diciéndome muchas veces, resiste. Sin quejarme. Sin rendirme, ¿A donde vamos, Javi? A lo alto de lo más alto**. Vamos a crear belleza, vamos a plantar cara.

También yo he tenido que recortar gastos. A finales de diciembre dejé mi estudio, y con él a mi amiga Marilia, en Ansoáin. Así son las cosas: vuelta al canódromo, a mi celda en el último piso de una torre de Marfil (perfectamente equipada, eso sí). No miro atrás, lo que fue ya pasó. Que el bolsillo me suelta un derechazo, bien. Bien, realidades. No es la primera vez. No me compararé, hay tantas vidas posibles como personas.

Lo normal sería... deberías... lo mejor, yo de ti, recomiendan algunos detractores de la rareza. Haz esto, o lo otro, tantos pájaros en la cabeza. A veces pienso que llevan razón. Y regreso a casa madurando un plan de desarrollo sostenible. Y me echo a dormir más tranquilo pero, por la mañana, al salir de la cama y poner los pies en el suelo, me vuelvo a preguntar, ¿A donde vamos, Javi? A lo alto de lo más alto.


*adj. y com. [Anacoreta] que por mayor austeridad vivía sobre una columna.
**Así se arengaban The Beatles, unos a otros, en su etapa en Hamburgo. Eran tiempos duros

Thursday, January 22, 2009

Reparaciones/ Longui Nº 13.



La lluvia crepita como un tótem ardiendo al chocar contra el cristal de la claraboya. Pájaros de agua ciegos atraviesan la noche vertical para fundir sus cuerpecitos fríos en un vals alucinado.

Diría:

Llueve.

No te vayas así, ¿No ves que llueve?


Mira, ¿ves?


Abrígate.


Así.


Estás guapa.


Eres.


El paraguas. El paraguas.


¿No quieres que te acompañe?


Sí.


Voy.


Contigo.


(De Acceptance -2008-, de Bill Viola. Fotografía de Kira Perov)

Wednesday, January 21, 2009

Reflejos en un ojo dorado II (Andreaoide)



La historia transcurre a pocos kilómetros de la casa de Carson McCullers y la cuenta Allendegui, en Andreaoide. Impresiona.

Tuesday, January 20, 2009

Reflejos en un ojo dorado



Saldo, ocho años después, otra parte de la deuda pendiente con Carson McCullers, a propósito de una entrevista de Paula al escritor Gonzalo Calcedo (otro gran descubrimiento de Josean) para NT, donde enumeró algunas de sus influencias literarias. Se me quedó grabado lo que dijo de McCullers, ella más que mucho otros. Leí por entonces La balada del café triste. Quedan en mi biblioteca, al menos, otros dos títulos: Frankie y la boda y El corazón es un cazador solitario. Les hincaré bien el diente.

De momento, transcribo un fragmento de Reflejos en un ojo dorado (su segunda novela, escrita con 24 años), que acabé ayer:

La mente es como un tapiz ricamente tejido, en el cual los colores vienen de las experiencias de los sentidos y el diseño está trazado por las circunvalaciones del cerebro. La mente del solado Williams era una mezcla de colores y tonos extraños, pero no tenía trazado alguno, carecía de forma.

(En la foto, la McCullers. Difícil encontrar el adjetivo adecuado)

Tapitas azules rugosas



Los estonados no veíamos en el florecimiento del ginkgo biloba la señal del sálvese quien pueda, sino en el bullir prodigioso de camisetas de tirantes en el campus, condimentado al buen tuntún con la enclenque voluntad de cambio, si suspendo más de tres se me caen los huevos. El aire primaveral, embalsamado con el agrio aroma de los suspensos, arrastraba las conciencias de estudiantes de dudosa calaña al vestíbulo de la biblioteca, que parecía un Pub en el que se sustituía el alcohol como pretexto por los apuntes fotocopiados. Dios sabe cuántos matrimonios, rechazos y cornamentas se fraguaron ahí. Algunos de mis mejores recuerdos universitarios vienen de aquellos días que fueron, a la vez, el ocaso de una vida disipada.
Quedaba cada mañana, a las ocho, en la puerta de la biblioteca con mi amigo Iñigo y allí nos juntábamos con dos de sus secuaces, Nacho y Mikel. Tres poetas humanistas obsesionados con los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, y las mitologías griega y romana.
Corrían las horas envueltas en un humo espeso de tabaco a medias. Contemplábamos el ecosistema despatarrados en los bancos de hall, casi abrazados a los ceniceros mientras hablábamos de Arte y chicas que nunca nos hicieron el menor caso. Cuando teníamos a bien, estudiábamos un poco y, para mantenernos en forma, consumíamos grandes cantidades de café con hielos, más tabaco y chupa-chupses.

Recuerdo todo esto porque, ayer, Iñigo me advirtió que este año se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Edgar Allan Poe y una década de aquellos días universitarios. El caso es que había en la biblioteca una edición preciosa en dos volúmenes, tapas duras forradas con tela azul, de los cuentos completos traducidos por Julio Cortázar. Todo lo que he leído de Poe hasta ahora, fueron los relatos que me señalaba Iñigo de aquellos libros que le acompañaban a todas partes.

¿Te acuerdas de tu etapa "poeriana"? Aquellos libros de la biblioteca, tapas de tela azul, traducción de Cortázar...
 
Daría un pie por ellos.. los busque durante años... pero no existen.... descatalogados por completo... daría un pie por ellos..
 
Están en bolsillo. Alianza.

Sí pero no molan
 
(risas)
 
A mi me gustaban aquellos... de hecho... nunca me compré aquellos relatos....a la espera de algún día volver a encontrarlos...
 
Iremos a robarlos. A la biblioteca. En primavera
 
Ya lo pensé... sería lo suyo... sería romantico... pero a mis años... me pillan mangando en la biblio de la uni...sería tristísimo...
 
No, hombre. Creerían que eres un estudiante mayor de 25. Un ejemplo de lozanía.
 
¡Qué grandes eran! Con sus tapitas azules rugosas...

Sí, cómo los manoseabas. De aquí para allá con ellos. Qué trajín, cuánto trasiego...
  
... Los busqué por internet... y aún de cuando en vez... miro si pululan por ahí...

Monday, January 19, 2009

360 (go with him)



A falta de remite, analicé el sello:

MEXICO CORREOS
Fecha: 22/12/2008
Porte: 13.00
Destino: ES ESPADA
20 grs
Sepomex
001001 001


-el destinatario
era yo-

Qué bueno leer tu nombre escrito a mano
en tiempos tipográficos
.

Y supe.

Esa manía de palpar los sobres

(bulto extraño)

Abrí.

Un avión de papel.

360 horas/ 9400 km de vuelo e incertidumbre y aterrizó, por fin, en el buzón. Jamás había visto uno tan bien construido. Los pasajeros eran palabras.

Pero

tenía que deshacerlo para leer (Intenté memorizar los pliegues).

Este avión que viajará (viajó) en avión, cargando unas cuantas palabritas. Parece medio absurdo, ¿no? Es algo parecido a las matrushkas, porque quería asegurarme de que no se perdiera o retrasara con el viento, el agua, la nieve.

La aerodinámica no sobrevivió a mis dedos.

Los viajeros salieron ilesos.

(hoy todavía estudio el fuselaje)

Saturday, January 17, 2009

Juventud



Pero la más brutal es decir que tenga miedo: miedo de escribir, miedo de las mujeres. Tal vez ponga mala cara a los poemas que lee en Ambit y Agenda, pero al menos están impresos, están en el mundo. ¿Cómo va a saber si los hombres que los escribieron se pasaron años debatiéndose con las mismas exigencias que él ante la página en blanco? Se debatieron, pero al final recuperaron la compostura y escribieron lo mejor que pudieron lo que tenían que escribir, y lo enviaron por correo y sufrieron la humillación del rechazo o la humillación equivalente de ver sus efusiones en fría impresión. Del mismo modo, estos hombres habrían encontrado una excusa, por pobre que fuera, para hablar con alguna chica guapa en el metro, y si ella girase la cabeza o dejase caer algún comentario mordad en italiano a alguna amiga, bueno, habrían encontrado el modo de sufrir el revés en silencio y al día siguiente lo habrían vuelto a intentar con otra chica. Así es como se hace, así es como funciona el mundo. Y un día, estos hombres, estos poetas, estos amantes, tendrán suerte: la chica, no importa la excelencia de su belleza, les responderá, y una cosa llevará a otra y sus vidas se transformarán, las de ambos, y punto ¿Qué mas hace falta que una obstinación estúpida e insensata como amante y escritor unida a la buena disposición a fracasar una y otra vez?

(De Juvetud, J.M. Coetzee)

Friday, January 16, 2009

Al cuerno



Creía que las miserias del ser humano se habían desbocado por completo. Ya nos precipitábamos al cuerno. Que el bien había mordido el polvo. Tanta guerra (de qué equipo eres), tanta hambruna. Tanta mierda. Los cuerpos descuartizados ya no nos quitan las ganas de comer, mira cuántos agujeros, los sesos y ahí el intestino; a ese niño panzudo podemos contarle las costillas. Lecciones de anatomía a la hora del desayuno. Que si la crisis de unos, los de siempre -no nos engañemos-, y los que no sabrán qué es eso nunca, porque nunca han tenido nada. Ah, faltan aquellos, los otros, los que viven a costa de los de siempre y de los que no sabrán qué es eso nunca. Para ellos descalabro es sinónimo de oportunidad.
Porque hoy si, me he levantado para soltar un manojo de obviedades y tópicos. Ahora sacudo las teclas, en silencio, como aquél que sacude a su mujer, por respeto al vecino parado que duerme todavía. Y a mi que no me importa, más bien que se retuerza, por haber vivido como un pachá, de aquí para allá con su bemeuve. El vecino.

Pase todo esto, tan baladí. Que arda el planeta en su calentamiento de los globales. Hoy me duele, me duele mucho, el Real Madrid.

(La fotografía es de Marca.com)

Wednesday, January 14, 2009

El hobby(t)



Hace ocho años, me ofrecí como ilustrador a un periódico. Tuve una entrevista con el director. Hoy sé cómo funcionan los despachos de los los periódicos (al principio todo es bastante maravilloso, luego llega el día en que llamas y te dice la secretaria, por primera vez, que Él está reunido). El caso es que aquel encuentro fue cordial y lleno de promesas y cumplidos por ambas partes pero hubo un momento, y quizás sin darse cuenta, en que el director me sacudió con un gancho de derecha: o sea, que tu hobby es dibujar. Y el tuyo, cabrón, dirigir periódicos, pensé. Sin embargo, lo dejé pasar, me acompañó hasta la puerta principal y allí nos estrechamos la mano. Esa misma semana me encargaron un primer trabajo, dos caricaturas en color que ocuparon, el domingo, las páginas centrales del periódico. Después de aquellas, vinieron otras muchas. Nunca me las pagaron. Zanjé la relación con el director a través de un duro e-mail. Muy duro. Me arrepiento especialmente de algunos párrafos. Ahora, a pesar de todo, y es curioso, le recuerdo con cariño. Al fin y al cabo me enseñó algo importante: que (la mayor parte de) los hombres y mujeres serios -¡Yo soy un hombre serio y no me entretengo en tonterías!- son ridículos y, por tanto, conmovedores.

Tuesday, January 13, 2009

La quinta esquina de Peter



Jueves, 4 de diciembre. Un sobre amarillo entre facturas y propaganda. El remite garrapateado -ella sabe cuánto me gusta esta palabra- a pluma, la tinta azul muy diluida:

Ajuriaguerra (Bilbao).

Esperaba la felicitación de Marta. Su letra. La prueba irrefutable de mi existencia en otro tiempo, el suyo. Me acuerdo. Eres.

Palpé el sobre con el pulgar y el corazón y el índice de la mano derecha y detecté una dureza flexible en el fondo. Pensé y volví a dejarlo donde estaba y fui a comer y luego me tumbé en el sofá y dormí un rato.

Abrí el sobre sin romperlo y asomó una esquina de Fernand Léger. La postal. Introduje los dedos y sentí al tacto lo otro, una lámina plastificada, alargada y estrecha. La arrastré hacia afuera y surgió su inconfundible corte de pelo (blanco), el retrato con vespa que le hizo Ander (existen menos fotos de Peter que de Amancio Ortega), recortado sobre un fondo blanco. Blanco sobre blanco. Coñocoñocoño. Coño. Una estampa. Van a beatificar a Peter. Eso pensé en voz alta. Y añadí: Patrono de la gente rara. Al sacarla, comprobé que no había biografía ni oración: sólo la imágen de Peter, el nombre y el apellido en minúsculas y un par de fechas. Las fechas. Un marcapáginas de Peter. Ostrás. Y, durante unos minutos, naufragué estupefacto en aquel océano blanco. Qué pensará Peter. Y qué pensará Peter.

Esa misma tarde pude comprobarlo en el sofá de la sala de estar con Relatos de Kolimá Volumen I. A medida que avanzaba el libro, Peter se iba asomando poco a poco por el lateral con la sonrisa contenida, provocando(me) un crescendo de risa floja.

A todas partes llevo el libro de turno con el marcapáginas, la fotografía de Ander, el regalo de Marta. Y en medio del café, la cerveza, la cena, o la comida, no puedo evitar enseñarlo con orgullo: Mira esto. O, mira, mi amigo Peter. La gente lo mira y luego me mira raro. Siento cómo se compadecen. No entienden nada.

(La imagen es de aquí)

Sunday, January 11, 2009

Cierra los ojos. Confia en mi



Cierra los ojos. Confía en mi.

Qué.

Que te voy a regalar algo. No los abras.

Bueno.

Me lo iba a quedar yo pero...

... ya...

Por favor, no los abras. Cuando te diga, extiendes la mano.

Dejo el cigarro en el cenicero. Fundido a negro con hilos de luz, copos de nieve recorren los párpados y los ruidos del bar, su trasiego en la tarde, flotan suspendidos como títeres entre pensamientos descalabrados. Ainara, escucho, se levanta y se va y vuelve y se sienta otra vez.

La mano.

...

Ya. Los ojos. Abre los ojos.


Fogonazo. En la palma de la mano tengo una servilleta de papel, Eskerrik Asko Etortzeagatik, doblada y prendida con una horquilla azul que, con la luz, parece verde esmeralda.

Gracias, ¿puedo quedarme con la horquilla?

Bien. Me mira y se ríe. A ti también te hace falta.

Le miro el pelo, ¿Seguro?

Sí. Quédatela. Venga. Ábrelo.

Quito la horquilla y la guardo en el bolso. Desenvuelvo la servilleta.

La encontré en el suelo ¿A que es preciosa para un collage?

Dejo la servilleta sobre la mesa. La estampita de La Inmaculada está arrugada. Jorge hubiera dicho que la imagen es de pasta flora. En la esquina inferior izquierda pone: No te merezco Madre pero te necesito... En el reverso, una oración. La leo en voz alta. Acordaos, Maria, que jamás se ha oído decir que fuese de Vos abandonado ninguno de cuantos han acudido a vuestro amparo, implorando vuestro auxilio. Me detengo ahí y miro a Ainara, que se recuesta un poco en el banco. Llevaba años buscando esta oración. Pero eso no se lo digo.

¿Harás un collage?

Algo haré. Sí. Te lo prometo.

Igual la tienes ya



Mail escueto de Marta:

Hola. Me he encontrado esta foto en un CD viejo. Se titula Pintar sin parar, igual la tienes ya, quién sabe.

Besos.


Sin (la presencia constante) de Marta, nunca hubiese acabado Bellas Artes. Ni tampoco empezado a escribir todos los días. La foto es en la sala de estar de nuestro piso de Barakaldo. La vida era rara y feliz.

No. No la tenía.

Thursday, January 08, 2009

Risorgimento



Por año nuevo urdí el suicidio literario perfecto. Dos pasos. Primero, acabar con la escritura revolcándome hasta la extenuación en el fango del Non omnis moriar y, segundo, comprar El juego del ángel, de Carlos Ruiz Zafón. Así había soñado el final de la vida literaria y por ende, el risorgimento de lo real.

Pero

-El paro crece de dos a tres millones en 2008-

esperaré a mejor ocasión.

(La fotografía es de aquí)

Tuesday, January 06, 2009

Luz de tarde




Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo este espacio,
tornar a este instante.
Me da pena soñarme rompiendo mis alas
contra muros que se alzan e impiden que pueda volver a encontrarme.

Estas ramas en flor que palpitan y rompen alegres
la apariencia tranquila del aire,
esas olas que mojan mis pies de crujiente hermosura,
el muchacho que guarda en su frente la luz de la tarde,
ese blanco pañuelo caído tal vez de unas manos,
cuando ya no esperaban que un beso de amor las rozase...

Me da pena mirar estas cosas, querer estas cosas, guardar estas cosas.
Me da pena soñarme volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme,
poblando otra tarde como ésta de ramas que guarde en mi alma,
aprendiendo en mí mismo que un sueño no puede volver otra vez a soñarse.


(José Hierro)

Monday, January 05, 2009

Por que amo tu locura...



¿Por qué amo tu locura,
tu desparpajo, tu falta
de reloj y tus atajos
cuando estoy prácticamente a punto
de caer de cabeza en el abismo?

O sea en ti. Pero no sólo
eso: hay mucho más de ti que quiero
y no revelo. Esa lámpara
que enciendes en el fondo.


(Eduardo Milán)

Saturday, January 03, 2009

El amor despues del amor



El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón,
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.


(Derek Walcott)

Friday, January 02, 2009

Un comienzo



De mosquetero, Induráin, maruja, pirata, mexicano (que no mejicano), hippy y algún otro uniforme de espantajo perpetrado a tocateja que ya no recuerdo. Así empezaba yo los años, disfrazándome después de las doce uvas para pulular por las calles y bares del casco viejo siempre a la deriva, feliztalfelizcual, tensando la sonrisa como una ballesta. Al carajo. Y vuelta a casa con la peluca en la mano, un apache con su propia cabellera, arrastrando los talones en zigzag por la vieja carretera de Mutilva, incapaz de seguir la linea blanca del arcén, menuda noche guarra. Hombre. Y los pájaros cantando una de Siniestro antes del amanecer.

Gira la cama gira, que es mi barco mi tesoro y el naufragio, la resaca atroz. Y la orden abrupta de abandonar de inmediato el alambique de las sábanas para sentarse a la mesa como Dios manda. Sin derecho a remolonear. Hecho y derecho, a la mesa. Taladrado. Mejor que me trepanen. La jarra de agua al quite, por favor, agua, por favor.

Todo aquello pasó y ya ni siquiera lo echo de menos. Ni siquiera cuando, por un instante, la mirada errabunda se topa atolondrada después del brindis con Carlos Sobera y Lolita. Ay. Nada de licores. Nada de maquillaje. Nada de noche de fiesta. Nada de nada. Desde hace cinco años madrugo el primer día enero. Las voces de los rezagados en la parada del autobús. Café con leche caliente. Magdalenas. Ducha. Lectura en la escalera de caracol.

Ayer acabé Mal de escuela, de Daniel Pennac, empecé La puerta, de Magda Szabó y continué con Relatos de Kolimá Volumen I, de Varlam Shalámov. Después de leer, estuve hojeando algunas obras de los maestros de la Pintura Europea -siglos XIII al XIX- para olvidar los despropósitos del año pasado y bajé al estudio y ordené el material: pinceles, tubos de óleo, tarros, lienzos, carboncillos. Un comienzo. Al otro lado de la calle, alguien tocaba el clarinete.

Thursday, January 01, 2009

Cultura del palimpsesto



Todo aquí es palimpsesto,
pasión del palimpsesto:

a la deriva,
borrar lo poco hecho,
empezar de la nada,
afirmar la deriva,
mirarse entre la nada acrecentada,
velar lo venenoso,
matar lo saludable,
escribir delirantes historias para náufragos.

Cuidado:
no se pierde sin castigo el pasado,
no se pisa en el aire.


(Ida Vitale. De Nuevas arenas I)

P.D: A propósito de un tal Pomar, por Paco Sánchez.