El Canodromo

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Wednesday, December 31, 2008

Esperanza



Lo que ocurre, mira. Eres. Todo esto. Sabes. Y ahora. Acepta tu papel hasta las últimas consecuencias.

Propositos



Propósitos de Año Nuevo: gente haciendo footing, fumadores evitando los estancos, vigilancia de barrigas, mayor atención al presupuesto, tarjetas en cuarentena.

Palabras, palabras.

Me zampo un bombón. Me zampo la zambomba.



(Pedro de Miguel, 2007, Letras enredadas)

Sunday, December 28, 2008

Huir


Y aquellas ganas de huir... Sentí muy pronto las ganas de huir. Pero ¿Hacia dónde? Confusión. Huir de mí mismo, digamos, y sin embargo seguir siendo yo mismo. Pero en un yo que hubiera sido aceptable a los demás.

(De Mal de escuela, Daniel Pennac)

Debilidades


No tenías ninguna,
yo sólo una,
que amaba.


(Bertolt Brecht)

Tuesday, December 23, 2008

Feliz Navidad/ Estas cosas ahora que amanece


Se quedó mirando el cartón cubierto de escarcha. Imaginó un inmenso continente de azúcar: África blanca. África. Se arrodilló con cuidado y dejó el termómetro y la linterna a un lado y la taza de leche caliente con el plato de galletas al otro y se sentó y sacó todo lo que tenía en los bolsillos. El cálculo exacto de los minutos para el amanecer, 37. Apuntó en el cuaderno la fecha y luego, 37. Y miró el termómetro, . Y apuntó también, . Estas cosas ahora que amanece.

Primero le pondré ojos. Dos. Para que pueda ver. Agarró el mendrugo de pan y hundió el dedo y sacó la miga y se la metió en la boca y la chupó y la sacó de nuevo y dividió la masa blanca en dos partes e hizo sendas bolitas y las colocó en paralelo sobre la pizarra y las aplastó con el pulgar. Habían amarilleado un poco. No importa. No importa. Cogió el tubo de pegamento y desenroscó el tapón y pegó las bolitas aplastadas en la patata y presionó encima hasta que quedaron adheridas. Esperó a que secaran. Nunca tendrás miedo porque el miedo. Con el trozo de cristal horadó tres dedos por debajo de los ojos una línea curva, supuró un líquido viscoso, la sonrisa. Ya está. Y pegó una lenteja en cada bolita. Miró el cielo. Bueno. Bueno. Cerró los ojos y se mordió el labio hasta hacerse una pequeña herida y pasó la yema del dedo índice por encima y cogió la patata con la otra mano y dejó una huella por corazón. Y levantó la patata con las dos manos y la miró y dijo: Dios
Envolvió la patata con el saco de arpillera y bebió la leche y guardó las galletas en el bolsillo. Cogió el saco y la linterna, se puso en pie, abrió la verja y salió a la calle. Miró el cielo, veinticinco minutos, y aceleró el paso.  

Se aseguró de que no hubiese nadie en la plaza. Se quedó quieto y escuchó y se acercó a un banco y posó el saco y lo abrió. Sacó las galletas del bolsillo y las dejó allí. Para que nunca hambre. Miró el cielo y otra vez a la patata. La arropó. Dios. Y se fue.

(La ilustración es mía, para kakalardoak)




Saturday, December 20, 2008

Crear belleza



En una de aquellas perdí el espíritu competitivo. Si es que alguna vez lo tuve. Tampoco secundé por mucho más la vieja, conmovedora y dudosa premisa, lo importante es participar. Todas estas vainas, los concursos, comenzaron a resultarme ridículos. Ganar me hacía sentir culpable -pero qué bien venía el dinero- y no hacerlo, la extrañeza que provoca la indiferencia. Cosas raras.

Por eso me hizo tanta gracia que ella no comprendiese por qué su hija, tan artista, no había ganado el concurso de postales navideñas del colegio, cómo se habrán equivocado tanto. Le expliqué, para tranquilizarla, que los concursos no son para los artistas, sino para vedettes.

Los artistas no creen en concursos.

Tú tampoco ganabas nunca, ¿eh?


Lo cierto es, como he dicho, que sí había ganado alguno que otro. De hecho, no me fue del todo mal en los escasos concursos en los que participé, mas, salvo algo de dinero, me aportaron poco o nada.

Para darse a conocer, dirán algunos. Para eso sirven los concursos.  Y así pensaba yo también hasta que añadí un par de preguntas:  a quién, y luego, para qué.

Recordé -y transcribo- los pensamientos moribundos del poeta ruso Osip Mandelstam, en el campo de Kolimá, según cuenta Shalámov en el relato Sherry- Brandy:

Aquí parecían hallarse dos hombres: uno que creaba, que había lanzado a toda velocidad su molinete, y otro que escogía y de tanto en tanto detenía la desbocada máquina. Y al ver que él era los dos hombres, el poeta comprendió que entonces estaba creando verdaderos versos. ¿Qué importaba que no quedaran escritos? Escribir, imprimir, todo eso era vanidad de vanidades. Todo aquello que nace del fruto del provecho no puede ser supremo. La mejor obra es la no escrita, aquella que tras engendrarse desaparece, se esfuma sin dejar huella, y solo la dicha del poeta, que él sentía y que con nada se puede confundir, probaba que la poesía se había creado, que se había creado belleza.

(Ya había escrito el texto cuando recibí un mensaje de Jose: nuestra Amaia había ganado Jóvenes Artistas 2008. Me alegré muchísimo. En imagen, la escultura ganadora, Tótem en alza)

El ascensor



Me quedé paralizado, todavía con el pomo de la puerta en la mano y miré cómo subía las escaleras del portal hasta el ascensor. Frágil dentro de su abrigo gris, me lo hizo mi madre, ¿te gusta, sí. Nos llevábamos tan bien. Pulsó el botón. Mi novia, pensé. Y la sentí más lejos que nunca.

(La foto, de aquí)

Thursday, December 18, 2008

La lenta maquina del desamor...



La lenta máquina del desamor,
los engranajes del reflujo,
los cuerpos que abandonan las almohadas,
las sábanas, los besos,
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo,
ya no mirándose entre ellos,
ya no desnudos para el otro,
ya no te amo,
mi amor.


(Julio Cortázar)

Wednesday, December 17, 2008

Paronniquio



La vida penetraba en él por sí misma, como una dueña despótica: él no la llamaba y sin embargo entraba en su cuerpo, en su cerebro, penetraba como los versos, como la inspiración. Desde fuera. Seis años, he calculado mientras tomaba a sorbos el primer café de la mañana. El niño dibujaba concentrado en el bloc, recostando el tronco sobre la mesa blanca y la cabeza apoyada en el brazo izquierdo. Raro verse así, desde fuera y lejos en el tiempo. Y el sentido de esa palabra se abrió ante él por primera vez en toda su plenitud. Los versos eran la fuerza de la que él vivía. Así era. No vivía gracias a los versos sino de los versos. A ratos se enderezaba con mueca de silbido sordo en los labios, sin dejar de dibujar, y con la uña del corazón arrancaba los pellejos del paronniquio interior del pulgar. Ahora se hacía tan evidente, tan perceptiblemente claro que la inspiración no era otra cosa que la vida. Antes de morir le fue dado saber que la vida era inspiración, precisamente esto: inspiración. Y tan flaquito. Me acerqué para ver la obra de aquel niño raro: sobre el papel de acuarela el garabato de un rostro, el suyo, con una frase garrapateada a lápiz en uno de los márgenes: "como si yo fuera otro".

Y se alegraba de que le hubiera sido dado conocer esta última verdad.

(La cursiva es de Shalámov, de Sherry-Brandy, Relatos de Kolimá, Volúmen I. La fotografía, de waihey)

Tuesday, December 16, 2008

Podria quererte algun dia mucho



1

Con la cabeza gacha el futuro inmediato es el pie que viene de atrás, salvo que una voz que conoces bien interrumpa lo inexorable, pronunciando tu nombre.

Cuando se alejó unos pasos oteó sobre su hombro y ya no estaba. No la sensación de fracaso acostumbrado, no el lugar común de la derrota, sino la simple perplejidad. El diálogo breve, sin atreverse a mirarla a los ojos, casi mordiéndose el cuello de la camisa. Había perdido la perspectiva del tiempo, poco o mucho. Cuánto.

Retomó el origen, la geografía de la acera, los cordones, la puntera de los zapatos.


2

Fue ella quien le empezó a hablar. Él tenía fija la vista en sus manos sobre el mostrador con el billete de cinco euros en medio. Aquí tienes, dijo la estanquera y él no levantó la cabeza, cogió el paquete de Lucky, lo metió en el bolsillo del abrigo y esperó el cambio. Fue ella quien le empezó a hablar. Le pidió veinte céntimos y él se volvió. Hasta ese momento sólo había sentido una presencia a su espalda, el cálido aliento de fresa en la nuca. Soy una pobre estudiante y deslizó una suave sonrisa. Bueno. Separó de las vueltas una moneda de diez y dos de cinco. No te preocupes, a mi también podría pasarme. Me pasan estas cosas. Le tendió el dinero, la mano como un puchero. El le dejó paso y sin saber por qué, se quedó esperándola.


3

Nunca había sido hábil comiendo espaguetis. Así que le pidió que, por favor, le sirviera pocos. No tengo mucha hambre. Esperó a que ella empezase y la observó. Un curso rápido de enrollado: el tenedor, la cuchara.

¿No te gusta la pasta?

Oh, no... sí, sí, claro. Sí.



4

Su habitación estaba desordenada. Sucia no. Pero había que descifrarla. Ella sacó unas fotografías del cajón del escritorio. Mira, esta soy yo, tenía cinco años. Y mi padre, ¿ves? Aquí está Ana, mi mejor amiga. Ana. La echo de menos. La quiero mucho.
Yo podría quererte a ti, algún día, pensó él. Soy capaz de quererte soy. Este amor para ponerlo.
Hablaron de muchas cosas, las risas envolvieron el caos de la habitación hasta engullirlo; vieron una película. Se hizo tarde. Si hace dos días que te conozco, pensó él. Yo podría quererte algún día mucho. Yo podría hacerte reír siempre.



5

Y verse desnudo como si fuese otro, boca arriba. El cuerpo fláccido. El techo. Yo nunca he, aquel juego. Yo nunca he. Podría quererte algún día mucho, se repitió. Tan torpe en un papel desconocido. Pero ella estaba allí, a su lado, desnuda también. Conmovedora y frágil y blanca. Las formas blandas. Los besos. Los abrazos. Ella se estiró, abrió el primer cajón de la mesilla de noche y sacó una caja grande de condones. El miró. Estaba abierta. Faltaban casi todos.

(La fotografía, de aquí)

Monday, December 15, 2008

Buena voluntad



Cuando vio a lo lejos los puestos sabía que la encontraría husmeando en alguno de ellos y no en el punto donde habían quedado. La satisfacción al comprobar que seguía conociéndola.
Se abrazaron. Ella -abrigo rojo, bufanda blanca- rió arrastrando un suspiro entrecortado de alegría mal disimulada, venga, ya, ya, eh, ya. Bueno. Guardó las pastas recién compradas en el bolso negro. Son artesanales. Él le sujetaba el paraguas, ¿Qué te apetece comer? Hay por aquí un sitio cerca.

Mesa para dos, tomaron asiento.

Gestos de buena voluntad:

Ella había venido a verle, él se afeitó (no entiendo cómo puedes llegar a ser tan dejado); eligieron vino -por él-, blanco -por ella-; hablaron sin removerse, ella pidió tarta de queso para los dos, pagaron a medias. Ambos llevaban chaleco:

Llevas chaleco.

Es el de siempre.

Yo también.

Ya lo veo. Me gusta.

Es de la tienda. La blusa también.



Miró su dedo meñique al coger el vaso. La felicidad es extraña, breve, posible.


(La fotografía es de Aurresku)

Sunday, December 14, 2008

Y no habia por que preocuparse



Habíamos comprendido que la vida, incluso la más perra, consistia en una alternancia de alegrías y desdichas, de éxitos y fracasos, y no había por qué preocuparse de que fueran más los fracasos que los logros.

(De La ración de campaña, Relatos de Kolimá Volumen I, Varlam Shalámov)

Saturday, December 13, 2008

Yopongocondon (2)



Ayer no supe explicarme. En principio había pensado transcribir la cita de Huxley y enlazarla con la campaña Yo me pongo condón, del Ministerio de Sanidad. Me parecía un collage sugerente. Pero luego seguí y añadí cosas que quizá debiera haber omitido.

No me gusta juzgar a las personas porque yo mismo vivo envuelto en contradicciones. Ovidio dijo, Veo lo mejor y lo apruebo, pero hago lo peor. Algo así. Reconocer este defecto me hace comprensivo con los demás e intransigente conmigo mismo. Añado, para completar el cuadro, una cita de Woody Allen con la que, en cierto modo, me identifico: El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.

Bien. Puede que ahora tampoco sea claro. No importa.

Sólo un apunte sobre la responsabilidad fuera de las relaciones estables y a propósito de la campaña:

Ponerse o no ponerse condón. Eres "responsable o irresponsable", te lo pones o no te lo pones.

1) Lo usas. Lo tiras.

2) No lo usas.

En todo caso, ponerse un condón no requiere mucha destreza, ni tiempo, ni energía. Digamos que es un acto más o menos mecánico (con o sin florituras). No es caro y, por supuesto, tampoco difícil de conseguir.

Bueno.

Lo que quiero decir es que lo interesante (conflictos, decisiones, miedos, dudas, coherencias, incoherencias, ilusiones, fidelidades, infidelidades, deseos, decepciones, disgustos, sorpresas...) sucede antes de ponerse o no un condón y después de tirarlo o no: la historia.

Friday, December 12, 2008

Yopongocondon



Navegando en internet -apenas atiendo a la televisión, así que todavía no he podido ver el spot, que debe de ser antológico- me topo con un anuncio amarillo del Ministerio de Sanidad, cuyo slogan hace risa: Yo pongo condón. Como buen ciudadano, hago click y recalo en www.yopongocondon.com. La campaña publicitaria va dirigida a los adolescentes, por lo que se ve, con inteligencia de palangana. No invento, transcribo un par de perlas:

Yo soy responsable, me cuido: KON KOKO YO GOZO MOGOLLÓN.
En confianza, yo pongo condón. STOP ROLLOS CON BOMBO.


No entraré en cuestiones de orden moral, ni en conceptos tan complejos e incómodos como el amor o los afectos. Tampoco escribiré de sexo. No quiero un debate de clase de religión sobre el uso del preservativo, ni hablar de prevención de enfermedades, ni mucho menos entrar en el terreno triste y caduco de la izquierda y la derecha en nuestro país (gusta mezclar todo). No diré nada.

Leo el prólogo de Un mundo Feliz, de Aldous Huxley:

A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador (a menos que necesite carne de cañón o familias con las cuales colonizar territorios desiertos o conquistados) haría bien en favorecer esta libertad. En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino.

No digo nada, pero estoy por comprar una caja de condones XXL -sabor sandía, en el chino- y calármelos todos a la vez en la cabeza, para no tener que ver ni oír tanta sandez. YO PONGO KONDÓN EN EL KOKO.


(En imágen, Aldous Huxley)

Thursday, December 11, 2008

Sinceridad



Leo a Coetzee bajo sospecha:

Primero Adam Smith puso la razón al servicio del interés; ahora el sentimiento se pone también al servicio del interés. En el curso de esta última evolución, el concepto de sinceridad es despojado de todo significado. En la "cultura" actual, a pocos les interesa distinguir (en realidad, pocos son capaces de distinguir) entre sinceridad y la representación de la sinceridad (...) Si uno plantea el problemático interrogante: (...) ¿Es esta sinceridad verdadera?, solo recibe una mirada inexpresiva. ¿Verdad? ¿Qué es eso? ¿Sinceridad? Pues claro que soy sincero... ¿No he dicho que lo soy?

(De Diario de un mal año. J.M. Coetzee. La imagen, de aquí)

Wednesday, December 10, 2008

Tanto



Quererte exige tanto que ya no necesito el mundo.

Incertidumbre



Un cuadro no se acaba nunca por eso hay que saber abandonarlo. Tampoco existe el tiempo (los plazos son prosaicos), ni resultado previsible, o tan siquiera aproximado. La imagen mental se diluye, es imprecisa, o permanece como algo inalcanzable. Por muy elaborados que hayan sido los bocetos, cualquier esquema o planteamiento previo zozobra en la ejecución.

El pintor se enfrenta a una idea y a una superficie y a una serie de herramientas y a sí mismo y a su soledad y, finalmente, a la opinión del público. Toma continuamente decisiones, abandonado casi a la absoluta libertad, que trata de limitar con trucos aprendidos -que, en ocasiones, olvida de un cuadro para otro- a base de experiencia (prueba-error-prueba- acierto). El drama se acrecienta cuando procura no repetirse y se revela contra lo que ha llegado a dominar. Y todo empieza de nuevo.

El arte se rige por el principio de incertidumbre. Por eso, cualquiera que lleve un tiempo en la Facultad de Bellas Artes, decía Iñaki, acaba tartamudeando.

El miércoles pasado hablé con Jose por teléfono. Estaba organizando su stand en Getxoarte y la voz llegaba quejumbrosa. Tartamudeaba. Me había mandado un par de fotografías de su último cuadro, del que tenía algunas dudas:

- Qué hago, ¿lo expongo? No está acabado.

Le dije muchas cosas que no recuerdo. Sé que traté de animarlo. Me hubiera gustado explicarle que un cuadro es el proceso, su historia. Que un cuadro no se acaba nunca, que, en todo caso, cada fase es una obra. Sin embargo, sabía que una parte del público cuando viese el cuadro comentaría, qué es esto... está sin está sin acabar, pero de eso no le dije nada.

El viernes le llamé por la mañana, estaba cruzando -me dijo- el puente colgante, camino de la carpa de Getxoarte.

- Qué pasó con el cuadro, ¿Está expuesto?

- Sí, sí.

- Bien. Estupendo.

- Sí. Le he puesto una silla delante, sabes... para que no se vea del todo.


(En la imagen, Silvia con paraguas. De Jose)

Monday, December 08, 2008

De eso se trata



La niebla cubría la pista. Abandoné la plataforma agarrado a un paraguas con las varillas desnudas y comencé a caminar sobre el cable y seguí hasta alcanzar la mirilla que colgaba de un hilo de seda. Me detuve y me puse de puntillas, un pie delante del otro. Los gritos del público invisible fueron desvaneciéndose. Dejé caer el paraguas y me sequé la palma de la mano en la pernera del pantalón y alcé los brazos en cruz. Al fin se hizo silencio.

(La fotografía es de Tyler Gore)

Sunday, December 07, 2008

No puede ser muy malo



Sólo soy un muchacho, Rosa, y el misterio de donde te encuentras no es tal misterio cuando pienso en la hermosura de tu rostro y el reír de tus chanclos cuando recorrían el pasillo. Porque eras un cielo, Rosa, fuiste una chica estupenda, y yo te quería, y un tipo no puede ser muy malo cuando ama a una chica tan bondadosa como tú.

(De Espera a la primavera, Bandini, de John Fante)

Saturday, December 06, 2008

Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo



Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.


(Poema, Julio Cortázar)

Friday, December 05, 2008

Algo real



No de las que se fijasen en los culos -prietos- de sus compañeros, si no de príncipe azul que la esperase a la salida de la escuela. O no.

Y se prometió cruzar las marismas con zuecos, besuqueando a toda rana que topase, hasta encontrarlo. O no.

El fin era la búsqueda infructuosa. Hacer añicos la posibilidad remota. Como quien se pellizca en un sueño, con la esperanza de no sentir: la felicidad no, no, no puede ser algo real. Porque la tristeza es una indignidad, pero ¿acaso somos dignos de ser felices? La felicidad nos hace responsables frente al dolor de los otros. No, no, no. O no.

Besuqueaba a las ranas: y que todas salían príncipes. Y que volvía a besarlas para que recobrasen su apariencia de anfibio anuro que de un puntapié devolvía a la charca. Sí o sí.

Pero hete aquí que una mañana halló una bien fea, encaramada a un junco, como sumida en su propia idiocia reflejada en la ponzoña del agua estancada. La besó con beso de tornillo, jugueteando con la lengua incisa del bicho, que tuvo a bien transformarse en sapo hirsuto y flatulento. Y el amor hizo una finta cojonera a la lógica, pues bien sabemos que el amor es caprichoso. O no.

Y bueno, fueron casi felices un tiempo, sin forzar, intenso pero breve. Lo cierto es que no hubo perdices, que sí ancas. De sapo barbudo al ajillo. Un poco duras, pero sabrosas al fin y al cabo.

(La imagen viene de aquí)

Thursday, December 04, 2008

La huella



Entonces acercó la cara helada a los montones de nieve que bordeaban el sendero y observó con atención una huella pequeña de muchacha. Era de Rosa, ¿de quién si no de Rosa, en aquel patio? sus dedos helados escarbaron la nieve que rodeaba la huella, la alzó del suelo con ambas manos y se la llevó consigo por la calle...

(Fragmento de Espera a la primavera, Bandini, de John Fante)

Wednesday, December 03, 2008

Julius



Un perro con abrigo rojo y aspecto tontuno patea de costado, lazándome gruñiditos lastimeros intermitentes. No logro adivinar la raza, tal vez se trate de un carlino, pero el collar le aprieta tanto que su cabeza ha tomado la forma de una amanita phalloides mutante, peluda y con pliegues. El espíritu paticorto de Man Ray: un hongo agresivo, pienso, hasta que entreveo sus ojuelos errabundos de camarón que inspiran ternura y, también, algo de melancolía. Se ve que irradio empatía porque el chucho adquiere una expresión ambigua y coqueta. Por detrás, la correa y la dueña con gabardina y una bolsa de plástico blanca en la cabeza: venga, Julius, venga. La caquita.

Tuesday, December 02, 2008

Tiempo de amor (Microrrelato)



El tiempo no funciona cuando llega el amor.

Mañana te estuve contemplando durante dos horas seguidas.
Ayer me compraré dos ojos de repuesto y así seguir mirándote.


(José Javier Alfaro Calvo)

Los que escriben (2)



Palabras, palabras, por Eresfea.

(La oreja, de aquí)