Sábado noche. Penumbra, ráfagas de luz. Duermevela. Vuelta y media en la cama, mirando de soslayo la pantalla del ordenador:
los Jones huyen de los nazis en avioneta. El feo
Picio* pita. Mensaje. Enciendo la luz, las 00.30.
Joder. Estiro el brazo, leo:
Vente a la peña que Pablo está sacando cubatas gratis.Carajo, reviven viejas nostalgias,
cubatas gratis. Eufórico, me dan ganas abandonar la cama y pedir un taxi que me lleve a la peña en pijama. Sin embargo, el número es desconocido y tanteo desconfiado por si me toman el pelo:
¿Quién eres? Los cubatas saben más ricos apoquinando -miento-. Y pulso.
Sabemos que en la peña nunca pagas, insiste.
Y el whisky con agua siempre sabe bien.Sea quien sea, sabe demasiado. Me preocupa. Por eso -para noquearlo-, respondo al número anónimo con una receta
literaria:
Ahora tomo sólo alka-seltzer con hielo.Espero. Pita
Picio una última vez. Leo:
Menuda decepción.La avioneta con
los Jones pierde altura.
Se van a esmorrar, pienso -y sé que no-. Estiro el brazo para dejar el móvil. Vuelta y media.
*mi teléfono se llama así, Picio.